viernes, 22 de junio de 2012

“Nuevo taller de Conciencia Corporal”




El éxito de convocatoria del Taller de Introducción a la Conciencia Corporal que impartí el viernes pasado, día 15 de junio, en Pineda, ha motivado que volvamos a repetirlo de nuevo, pues hubieron personas interesadas que no pudieron realizarlo por haberse agotado el cupo máximo de asistencia. Por ello, el próximo 6 de Julio se volverá a realizar el taller con un nuevo grupo y espero que pueda darse tan buena experiencia como en el anterior. ¡Gracias a todos!

En el taller se tratarán 4 aspectos fundamentales de la conciencia corporal, en 4 bloques temáticos:

1.    Postura.
2.    Respiración.
3.    Movimiento.
4.    Espacio Interior.

           Se presentará cada tema con una introducción teórica y se seguirá con la realización de diferentes ejercicios prácticos y vivenciales, para cada aspecto tratado.

            Acabaremos, igualmente, proponiendo una tertulia de despedida, mientras saboreamos un refrescante coktail de frutas. ¡Anímense!

Les dejo con el anuncio del taller:






        TALLER DE CONCIENCIA CORPORAL
                                                                                                                                                  
                                                                                                               (El requisito olvidado)


Taller teórico-práctico de Introducción a la        Conciencia Sensorial Integrativa.


Los pilares básicos para el autoconocimiento, la integración cuerpo-mente y la expansión de la conciencia.

-      ¿Sabes dónde colocas tu centro de gravedad?
-      ¿Están tus pies despiertos y bien plantados en la tierra?
-      ¿Descarga tu cuerpo el estrés o lo acumula?
-      ¿Te permites vibrar con vitalidad o te refugias en la rigidez?
-      ¿Hay energía viva en tu tacto?
-      ¿Es tu respiración profunda?
-      ¿Consigues relajarte plenamente?
-      ¿Sabes entrar en tu espacio interior?
-  ¿Conoces el secreto de la "visualización"?
-      ¿Retienes el dolor o lo sueltas…?



La cantidad de energía corporal determina la calidad de nuestra respuesta vital.

El nivel de conciencia corporal nos proporciona la capacidad de sentirnos  intensamente vivos y radiantes.

 Es a través de la Conciencia Corporal como conseguimos conectarnos con el aquí y el ahora.




Fecha del taller:   Viernes, 6 de julio de 2012
Lugar: Can Rosich (Pineda)
Horario: de 17 a 20 h.
Imparte:  Lauren Sangall  (Psicoterapeuta)
Precio: 30 €  (incluye consumición de coktail de frutas en la tertulia de despedida).
Materiales necesarios: ropa cómoda, calcetines,  esterilla y          almohadilla.
Contacto para reservas: Tel. 93 751 63 54   
                                     e-mail: laurensangall@gmail.com


viernes, 15 de junio de 2012

“¿Quién eres tú?” (“La muñeca de sal.”)



  



La entrada de este viernes será más cortita de lo que suelen ser habitualmente mis posts, en este blog. Esta tarde comienzo a impartir los talleres de Conciencia Corporal, en Pineda, y metido en el tema de los preparativos resulta que ando un poco ajustado de tiempo. Hoy me voy a limitar, sencillamente,  a divulgar un cuento. Un cuento muy pequeño, muy cortito… pero también es verdad, como decía Gracián que “si lo bueno es breve… dos veces bueno”. Y también nos recuerda aquel dicho popular que “en el pote pequeño se encuentra siempre la buena confitura…”

Se trata de un antiguo cuento zen, muy hermoso, que yo descubrí a través de Anthoni de Mello. El propio de Mello decía que hay tres formas de leer un cuento:

1ª: Leyéndolo una sola vez, como de pasada… y “a otra cosa, mariposa”. Este tipo de lectura nos sirve como puro entretenimiento.

2ª: Leyéndolo dos veces. Entonces, con la segunda lectura se nos estimulará la reflexión que luego podrá articularse y aplicarse a la propia vida. Y…

3ª: Tras la segunda lectura, permitir que se cree un silencio interior, para dejar que el cuento nos revele un mensaje profundo, más allá de las palabras… Eso puede ayudar a que se vaya desplegando en nosotros una sensibilidad mística.

Os dejo, pues, con este pequeño-gran cuento de la muñeca de sal:


Habla una antigua historia de una muñeca de sal que atravesó caminando el desierto… Caminaba y caminaba… y tanto llegó a caminar que acabó recorriendo miles de kilómetros, hasta pararse, por fin, en la misma orilla del mar. Ante aquella inmensidad azul quedó fascinada, contemplando el agua: líquida, transparente, vibrante… tan diferente a todo lo que había conocido hasta entonces.

Profundamente intrigada, la muñeca preguntó al océano: “¿Quién eres tú?” Y el mar le contestó, amoroso y sonriente, con una propuesta inquietante: “¿Por qué no entras y lo compruebas por ti misma?”


La muñeca, entonces, comenzó a avanzar hacia las olas, como Alfonsina, introduciéndose lentamente en el mar… y a medida que iba adentrándose… la muñeca iba menguando… se iba disolviendo. Más se adentraba… y más…  y más… se disolvía… A cada paso… iba quedando menos de la antigua muñeca…


Ligera… sutil… por último, antes de la última disolución final, cuentan que se llegó a oír a la muñeca exclamar: “¡Ahora…! ¡Ahora sé quién eres…!”


“¡Ahora ya sé quién soy!”


Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
 T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

viernes, 8 de junio de 2012

“Integración Cuerpo-Mente.”




                         El cuerpo y la mente no son dos cosas distintas. El cuerpo y la mente son dos aspectos de una misma unidad indisoluble: el ser humano. Lo que ocurre es que ya el propio lenguaje nos confunde: al emplearse dos substantivos distintos (“cuerpo”/”mente”) esto induce a pensar que se está aludiendo a dos entidades diferentes. En realidad, sería más apropiado para este caso  emplear adjetivos   en vez de substantivos. Por ejemplo: “lo corporal” y “lo mental” (lo corporal del hombre o lo mental del hombre).

         Otra solución sería seguir el ejemplo de cuando Einstein quería referirse al espacio o al tiempo. Einstein acuñó el término “espacio-tiempo”, tras demostrar que ambos son aspectos de una misma realidad, pues existe un continuum que hace imposible al uno sin el otro. De la misma manera, habríamos de referirnos siempre al cuerpo y a la mente como “cuerpo-mente”, ya que las personas somos organismos o entidades biopsíquicas. E incluso así, seguiría estando la expresión incompleta, pues habríamos de añadir la ineludible dimensión colectiva que nos configura la sociedad humana, quedando de esa manera la siguiente palabra compuesta: “bio-psicosocial”.


         Los iniciados en lo transpersonal pueden complicar aún más el término, extendiéndolo hasta límites más profundos, como por ejemplo: bio-psicosocial-energético-espiritual… y en realidad seguiría siendo lo mismo. Es como un acordeón que se va abriendo… y a medida que el fuelle se va desplegando… van sonando y apareciendo cada vez más… y más notas.

         Esta postura de la unidad funcional cuerpo-mente es defendida por todas las disciplinas que se han dedicado a estudiar el tema: desde la Medicina Psicosomática a la Acupuntura, desde la Psicología y el Psicoanálisis a la Bioenergética, desde la Eutonía al Tai-Chí… desde el Yoga a la New Age… … pero las cosas hay que empezarlas siempre por abajo, por los cimientos. Ya se sabe que no es cuestión de “comenzar la casa por el tejado”, así que será mejor que nos quedemos, de momento, con lo bio-psíquico o lo bio-psicosocial.


         Osho, el célebre y controvertido maestro espiritual indio, coincidía también en que cuerpo y mente son las dos caras de una misma moneda. Osho decía que “el cuerpo es la mente por fuera, mientras que la mente… es el cuerpo por dentro”. Curiosa y explícita metáfora que me hace recordar a una chaqueta reversible, que se puede poner por ambos lados y aunque se vean diferentes, como si fueran dos indumentarias distintas, siempre se trata de la misma ropa…


         Esta unidad cuerpo-mente, esta visión psicosomática del ser humano, la verdad es que aunque vaya ganando terreno y se vaya aceptando ampliamente, en realidad esto tan sólo se ha conseguido hacer a nivel teórico. Es decir: pensamos que esto es así… pero todavía, por lo general, no lo llegamos a sentir, y, por lo tanto, aún no conseguimos vivirlo.

         Nos solemos identificar con la mente (con lo mental) en lugar de hacerlo con el cuerpo-mente, y la mente, además, la solemos ubicar en la cabeza. Como si por debajo de la cabeza nos colgara  un cuerpo que, aunque  nos pertenece, no le solemos atribuir el “rango de Yo”. Algo así como si fuéramos montados sobre un animal al que hay que conducir y dominar. Una mula terca o un potro salvaje que debemos domar. Recordemos que ya San Francisco de Asís se refería al cuerpo como a “nuestro pobre hermano asno”.


         Para lograr la integración cuerpo-mente hemos  de aceptar primero a toda nuestra mente: lo consciente y lo inconsciente, para incorporar sin  miedos e integrar por completo a nuestro “Yo corporal”. Entonces comenzaremos a habitar nuestro cuerpo… entonces dejaremos de sentirnos jinetes intentando manejar las riendas de un extraño caballo desenraizado… para sentirnos radiantes y pletóricos centauros.


Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

viernes, 1 de junio de 2012

“Conciencia corporal.” (¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?)


   

La primera pregunta al encararnos con lo corporal, la clásica, la eterna… la pregunta obligada ha de  ser: “¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?”

Lo más frecuente es que se responda que “tenemos un cuerpo.” Pero… ¿realmente es así? Utilizaré un ejemplo para hacer la cosa más comprensible: decimos que una mesa tiene patas, ya que una mesa consiste en una superficie plana y horizontal, que se suele mantener sostenida por unas patas. Pero puede caber la posibilidad… de que una mesa no tenga patas, pues la superficie horizontal puede estar soportada por unos caballetes, por un pedestal o por cualquier otro volumen… o, simplemente, puede estar enganchada a la pared.  Así pues, una mesa puede tener o no tener patas y seguir siendo una mesa…




 Luego, las patas no son algo necesario o esencial para que pueda existir el ente llamado “mesa”.  Sin embargo, es evidente que nunca diremos que “una mesa tiene superficie”, ya que si no tuviera  una superficie plana… entonces no sería una mesa. No decimos que la mesa tiene una superficie plana, por la sencilla razón de que una mesa es una superficie plana, al margen de que pueda tener o dejar de tener patas.



Trasladando ahora el tema a nosotros y al asunto del cuerpo… volvemos a la pregunta: ¿El hombre tiene un cuerpo o es un cuerpo? Si contestásemos que tiene un cuerpo, estaríamos realizando un razonamiento equivalente  al que hacíamos con las patas de una mesa, y estaremos afirmando, pues, que el cuerpo no es necesario o esencial para que exista el ente llamado “hombre”.  Y ahora yo pregunto: ¿pero alguien de ustedes ha visto o sabe de algún hombre –o mujer- que exista sin un cuerpo? ¡Yo, personalmente, no!


  
Aquí no se está cuestionando el tema de la existencia de ángeles o arcángeles... de  demonios, arquetipos, devas, elementales, fantasmas… u otras hipotéticas entidades espirituales de un “más allá”.  Hablamos de personas, de hombres y mujeres: Seres humanos que vivimos en el mundo… Y como seres humanos vivimos a través del cuerpo. Un cuerpo que puede tener las piernas más largas o más cortas… que le puede faltar una pierna… o incluso las dos. ¡Un cuerpo sin piernas! (como una mesa que no tenga patas),   pero un cuerpo, al fin de cuentas, a través del cual se vive en el mundo. Puede llegarse al extremo terrible de que el cuerpo se reduzca a un mínimo somático, suficiente para mantener la vida, como el caso expuesto en la conmovedora película Johnny cogió su fusil, y aún así seguiría siendo a través de ese limitadísimo cuerpo, horriblemente mutilado,  como  se seguiría experimentando la vida.

 Por cierto, el grupo de rock Metallica homenajeó esta historia en su tema “One”. Aquí tienen el video:




Pero que no se me revolucionen los más místicos por que esté diciendo que somos un cuerpo, que “somos cuerpo”,  que somos corporales…  Pues eso no tiene por qué limitarse exclusivamente a  “carne y hueso”, eso quiere decir que el hombre, como ser-en-el-mundo, es un ser encarnado. Por lo tanto, nada de lo humano queda fuera de lo corporal. Una corporalidad que además de “carne y hueso”  incluye también emoción, incluye movimiento, incluye pensamiento, incluye intención… incluye energía… incluye conciencia… 




...Un cuerpo muy complejo… un cuerpo que posee múltiples niveles, un cuerpo con muchas capas… como una cebolla… Como las muñecas rusas: un cuerpo dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo…  ¡Realmente, la  cosa puede dar para mucho!


Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com