El cuerpo y la mente no son
dos cosas distintas. El cuerpo y la mente son dos aspectos de una misma unidad indisoluble: el ser humano. Lo que
ocurre es que ya el propio lenguaje nos confunde: al emplearse dos substantivos
distintos (“cuerpo”/”mente”) esto
induce a pensar que se está aludiendo a dos entidades diferentes. En realidad,
sería más apropiado para este caso emplear adjetivos en vez
de substantivos. Por ejemplo: “lo corporal”
y “lo mental” (lo corporal del hombre
o lo mental del hombre).
Otra
solución sería seguir el ejemplo de cuando Einstein quería referirse al espacio
o al tiempo.
Einstein acuñó el término “espacio-tiempo”,
tras demostrar que ambos son aspectos de una misma realidad, pues existe un continuum
que hace imposible al uno sin el otro. De la misma manera, habríamos de
referirnos siempre al cuerpo y a la mente como “cuerpo-mente”, ya que las personas somos organismos o entidades biopsíquicas. E incluso así, seguiría
estando la expresión incompleta, pues habríamos de añadir la ineludible
dimensión colectiva que nos configura la sociedad humana, quedando de esa
manera la siguiente palabra compuesta: “bio-psicosocial”.
Los
iniciados en lo transpersonal pueden complicar aún más el término,
extendiéndolo hasta límites más profundos, como por ejemplo: bio-psicosocial-energético-espiritual…
y en realidad seguiría siendo lo mismo. Es como un acordeón que se va abriendo…
y a medida que el fuelle se va desplegando… van sonando y apareciendo cada vez
más… y más notas.
Esta
postura de la unidad funcional cuerpo-mente es defendida por todas las
disciplinas que se han dedicado a estudiar el tema: desde la Medicina
Psicosomática a la Acupuntura, desde la Psicología y el Psicoanálisis a la
Bioenergética, desde la Eutonía al Tai-Chí… desde el Yoga a la New Age… … pero
las cosas hay que empezarlas siempre por abajo, por los cimientos. Ya se sabe
que no es cuestión de “comenzar la casa
por el tejado”, así que será mejor que nos quedemos, de momento, con lo
bio-psíquico o lo bio-psicosocial.
Osho, el
célebre y controvertido maestro espiritual indio, coincidía también en que
cuerpo y mente son las dos caras de una misma moneda. Osho decía que “el cuerpo es la mente por fuera, mientras
que la mente… es el cuerpo por dentro”. Curiosa y explícita metáfora que me
hace recordar a una chaqueta reversible, que se puede poner por ambos lados y
aunque se vean diferentes, como si fueran dos indumentarias distintas, siempre
se trata de la misma ropa…
Esta unidad
cuerpo-mente, esta visión psicosomática del ser humano, la verdad es que aunque
vaya ganando terreno y se vaya aceptando ampliamente, en realidad esto tan sólo
se ha conseguido hacer a nivel teórico.
Es decir: pensamos que esto es así…
pero todavía, por lo general, no lo llegamos a sentir, y, por lo tanto, aún no conseguimos vivirlo.
Nos solemos
identificar con la mente (con lo mental) en lugar de hacerlo con el
cuerpo-mente, y la mente, además, la solemos ubicar en la cabeza. Como si por
debajo de la cabeza nos colgara un
cuerpo que, aunque nos pertenece, no le
solemos atribuir el “rango de Yo”.
Algo así como si fuéramos montados sobre un animal al que hay que conducir y
dominar. Una mula terca o un potro salvaje que debemos domar. Recordemos que ya
San Francisco de Asís se refería al cuerpo como a “nuestro pobre hermano asno”.
Para lograr
la integración cuerpo-mente hemos de
aceptar primero a toda nuestra mente: lo consciente y lo inconsciente, para incorporar
sin miedos e integrar por completo a
nuestro “Yo corporal”. Entonces comenzaremos a habitar nuestro cuerpo… entonces dejaremos de sentirnos jinetes
intentando manejar las riendas de un extraño caballo desenraizado… para sentirnos radiantes y
pletóricos centauros.
Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
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