En mi
época de adolescente solía canturrear
con mucha frecuencia un tema de Serrat que lleva por título “Vagabundear.” La
letra de la canción comenzaba así:
"Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntar al mundo por qué y por qué…
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear.
Entre el cielo y el mar: va-ga-bun-dear…”
Y es que
las letras de Serrat siempre suelen hacer diana en los puntos clave. Porque… ¿quién no se ha sentido alguna vez harto? ¡E incluso
harto de estar harto…! Y cuando ese es el caso, no es extraño que a uno le
“entren” ganas de largarse, de irse lejos, de “darse el piro”, de borrarse… y por unos instantes sentimos como
emerge, desde nuestro interior, el espíritu del Vagabundo… Perderse por los
caminos… viajar a tierras lejanas… probar suerte en otro sitio… trasladarse a
otras latitudes… ¡poner rumbo a las antípodas!
Hay
ocasiones en que la fuerte tentación de la marcha, la fuga o el impulso
migratorio no viene motivado por un hartazgo o hastío total o global, sino por
la saturación o dolor que nos está produciendo ciertas áreas concretas de
nuestra vida actual. Así, pues, para algunos aspectos, la partida puede
resultarnos dolorosa, pero, por otra parte, nos puede parecer que es necesaria,
que representa la única salida, la única solución…
De
hecho, son múltiples las canciones que han
hecho eco de este impulso humano, como inmortalizaba, por ejemplo Nino Bravo,
allá por los 70, con “Un beso y una flor”;
hermoso tema de Herrero y Armenteros, que
proclamaba encontrar, más allá del mar... un lugar “donde el sol cada mañana brille más…”
Desde
luego, todo ello son experiencias que pueden probarse y que duda cabe que en
ciertos momentos un cambio de aires puede llegar a sentarnos muy bien… ¡temporalmente!
Lo que
apenas, si no nunca, solemos tener en cuenta es que, vayamos donde vayamos…
vamos siempre cargados… acarreando el mundo a cuestas. "Nuestro mundo" viene
siempre con nosotros. Va todo incluido en el pack. Podemos decidir cambiar de
ciudad, de trabajo, de pareja… de lo que sea… ¡Es igual! No digo que no sea
legítimo. ¡Al contrario! Los nuevos paisajes pueden estimular más nuestra
atención y de esa manera llegar a ayudarnos a desarrollar nuevas perspectivas…
Pero lo que habremos de descubrir es que nuestra visión del mundo, nuestra weltanschauung, como dicen los alemanes, la llevamos con nosotros allá donde quiera que vayamos… y a la corta o a la larga, eso será lo que proyectemos en el exterior. Es decir: eso volverá a ser con lo que nos encontraremos de nuevo en nuestra vida. ¡Otra vez la misma historia: aquí, allá, más allá, en la China o en la Conchinchina…!
Pero lo que habremos de descubrir es que nuestra visión del mundo, nuestra weltanschauung, como dicen los alemanes, la llevamos con nosotros allá donde quiera que vayamos… y a la corta o a la larga, eso será lo que proyectemos en el exterior. Es decir: eso volverá a ser con lo que nos encontraremos de nuevo en nuestra vida. ¡Otra vez la misma historia: aquí, allá, más allá, en la China o en la Conchinchina…!
Es curioso
que John Paul Getty, uno de los magnates
más grandes de la historia, escribiera que si todo el dinero del 20 % de
los hombres más ricos del mundo se repartiera equitativamente entre todos los habitantes del planeta, en sólo 5
años volvería a las manos del mismo 20 %
de personas, ya que eran aquellas las que estaban mentalizadas para atraer y
mantener el dinero en sus vidas. Algo muy parecido es lo que mantiene la
moderna P.N.L., la Programación Neurolingüística, la cual concede una
importancia primordial a nuestra programación mental, nuestro Sistema profundo
de Creencias, que desde el propio Inconsciente acaba por dirigir nuestros pasos
por la vida… ¡Vamos, como escribía más arriba: nuestra weltanschauung, nuestra visión del mundo que va con nosotros a todas
partes!
Y es que,
después de todo, resulta que parece que es verdad el hecho de que la mayoría de
las personas que reciben un súbito premio de la fortuna (herencia inesperada, lotería,
etc.), al cabo de unos pocos años, tienden a regresar al mismo nivel financiero que
tenían antes del suceso afortunado.
Lo
fascinante de todo este asunto es poder considerar que exista una relación isomórfica en el conjunto de la Realidad.
Un isomorfismo que conecta microcosmos con macrocosmos, conciencia con materia…
nuestro mundo interno con nuestro mundo exterior… Todo ello nos llevaría a
conceder una importancia tremenda a la psicoterapia… a la autoconciencia… y a la
meditación, pues antes de que el mundo y
nuestras vidas puedan cambiar de forma duradera, necesitaremos una profunda
revisión de lo que creemos que es nuestra propia realidad.
(Continua en el siguiente post.)
(Continua en el siguiente post.)
Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
Que razon tienes maestro¡ y que complicado es no huir de nuestro mundo¡
ResponderEliminarpd a ver si desde el movil se puede publicar¡ un abrazo¡
Hola lauren
ResponderEliminarsoy sonia, tras muchos intentos a traves del ordenador, he descubierto que a traves de internet del movil puedo¡¡ animo a otros lectores que lo hagan por este medio¡
un abrazo para ti lauren y saludos para el resto del mundo¡