“El
hombre no hace nada. Las cosas suceden” Esta era la frase preferida de
Gurdjieff. Ya saben, Gurdjieff, aquel místico ruso-armenio al cual me he
referido en algunas ocasiones (“… el alma
hay que ganársela…”). Gurdjieff repetía, incansablemente, que las cosas
suceden por sí solas… por influencias de las fuerzas cósmicas…
Gurdjieff repetía que el hombre cree
que es él quién las produce, libremente, por obra de su propia voluntad, pero
que esto no es cierto en absoluto. Pues “el
hombre… no hace nada”. Y cuando se le preguntaba que cómo podía ser tal
cosa, él apostillaba: “para que el hombre
pueda hacer algo, primero tiene que ser. Tiene que llegar a ser.” Con
estas manifestaciones Gurdjieff solía dejar atónito a su auditorio, pues las conclusiones lógicas de su
discurso eran que el hombre (el ser humano), por lo general, ni siquiera ES.
¡Aún no ha llegado a ser!
Todo esto puede parecer bastante
estrambótico y surrealista, sin embargo recuerden que en el fondo el milenario mensaje
de Buda ya iba en esta dirección… Y Jesucristo, por su parte, hasta en la
agonía de la cruz, imploraba perdón por sus verdugos a no considerarlos
culpables ni responsables, ya que… “… no
saben lo que hacen.” También, más modernamente, las enseñanzas de Osho nos
recuerdan que el hombre nace tan sólo
como una semilla, y es nuestro reto hacerla brotar y florecer. Más
explícitamente, Osho decía que hemos de “nacer
dos veces en la misma vida”. El primer nacimiento es el del parto realizado
por nuestra madre: nuestro parto físico. El parto del cuerpo nos lo regalaron…
pero el parto psicológico o espiritual nos lo tenemos que currar nosotros
mismos. Es nuestro propio alumbramiento. “¡Sed
una luz para vosotros mismos!”, fueron las últimas palabras de Buda.
Tal vez, volviendo de nuevo a
Gurdjieff se nos vayan volviendo las cosas, poco a poco, algo más claras.
Recordemos ahora otra de sus grandes declaraciones: “Lo importante no es lo que crees
que eres… sino lo que puedes llegar a ser.” Y si con ese “segundo nacimiento”, como diría
Osho, estaríamos consiguiendo el “parto del alma” y con ello nuestro
propio despertar… pues, la verdad, eso vendría a ser, más o menos, lo mismo
que lo que el bueno de Gurdjieff proclamaba sin recato, aquello de que “el
alma hay que ganársela”. Pero antes de eso… ¡nanay! El hombre cree que hace las
cosas… libremente, por su voluntad… pero en realidad… no son más que las
fuerzas cósmicas… O cómo me gusta decir
a mí: “¡Los planetas…! ¡Los planetas…!
(Continuará en el siguiente post.)
Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com