La primera pregunta al encararnos con lo corporal, la clásica, la eterna… la pregunta obligada ha
de ser: “¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?”
Lo más frecuente es que se responda que “tenemos un cuerpo.” Pero… ¿realmente es así? Utilizaré un ejemplo
para hacer la cosa más comprensible: decimos que una mesa tiene patas, ya que una mesa consiste en una superficie plana y
horizontal, que se suele mantener sostenida por unas patas. Pero puede caber la
posibilidad… de que una mesa no tenga patas, pues la superficie horizontal
puede estar soportada por unos caballetes, por un pedestal o por cualquier otro
volumen… o, simplemente, puede estar enganchada a la pared. Así pues, una mesa puede tener o no tener
patas y seguir siendo una mesa…
Luego, las patas no son algo necesario o esencial para que pueda existir el ente llamado “mesa”. Sin embargo, es evidente que nunca diremos que “una mesa tiene superficie”, ya que si no tuviera una superficie plana… entonces no sería una mesa. No decimos que la mesa tiene una superficie plana, por la sencilla razón de que una mesa es una superficie plana, al margen de que pueda tener o dejar de tener patas.
Luego, las patas no son algo necesario o esencial para que pueda existir el ente llamado “mesa”. Sin embargo, es evidente que nunca diremos que “una mesa tiene superficie”, ya que si no tuviera una superficie plana… entonces no sería una mesa. No decimos que la mesa tiene una superficie plana, por la sencilla razón de que una mesa es una superficie plana, al margen de que pueda tener o dejar de tener patas.
Trasladando ahora el tema a nosotros y al asunto del cuerpo… volvemos a
la pregunta: ¿El hombre tiene un cuerpo o
es un cuerpo? Si contestásemos que tiene
un cuerpo, estaríamos realizando un razonamiento equivalente al que hacíamos con las patas de una mesa, y
estaremos afirmando, pues, que el cuerpo no es necesario o esencial para que
exista el ente llamado “hombre”. Y ahora yo pregunto: ¿pero alguien de ustedes
ha visto o sabe de algún hombre –o mujer- que exista sin un cuerpo? ¡Yo,
personalmente, no!
Aquí no se está cuestionando el tema de la existencia de ángeles o arcángeles... de demonios, arquetipos, devas, elementales, fantasmas… u otras
hipotéticas entidades espirituales de un “más
allá”. Hablamos de personas, de
hombres y mujeres: Seres humanos que vivimos en el mundo… Y como seres
humanos vivimos a través del cuerpo. Un cuerpo que puede tener las piernas más
largas o más cortas… que le puede faltar una pierna… o incluso las dos. ¡Un
cuerpo sin piernas! (como una mesa que no tenga patas), pero un cuerpo,
al fin de cuentas, a través del cual se vive en el mundo. Puede llegarse al
extremo terrible de que el cuerpo se reduzca a un mínimo somático, suficiente
para mantener la vida, como el caso expuesto en la conmovedora película Johnny cogió su fusil, y aún así
seguiría siendo a través de ese limitadísimo cuerpo, horriblemente mutilado, como
se seguiría experimentando la vida.
Por cierto, el grupo de rock Metallica homenajeó esta historia en su
tema “One”. Aquí tienen el video:
Pero que no se me revolucionen los más místicos por que esté diciendo que
somos un cuerpo, que “somos cuerpo”, que somos corporales… Pues eso no tiene por qué limitarse
exclusivamente a “carne y hueso”, eso
quiere decir que el hombre, como ser-en-el-mundo,
es un ser encarnado. Por lo tanto,
nada de lo humano queda fuera de lo corporal. Una corporalidad que además de
“carne y hueso” incluye también emoción,
incluye movimiento, incluye pensamiento, incluye intención… incluye energía…
incluye conciencia…
...Un cuerpo muy complejo… un cuerpo que posee múltiples niveles, un cuerpo con muchas capas… como una cebolla… Como las muñecas rusas: un cuerpo dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo… ¡Realmente, la cosa puede dar para mucho!
Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
...Un cuerpo muy complejo… un cuerpo que posee múltiples niveles, un cuerpo con muchas capas… como una cebolla… Como las muñecas rusas: un cuerpo dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo… dentro de otro cuerpo… ¡Realmente, la cosa puede dar para mucho!
Escrito por: Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona- T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
Entonces, en el momento en el que consigamos meter la consciencia de una persona a una máquina, esto cambiará?
ResponderEliminarEntonces, en el momento en el que consigamos meter la consciencia de una persona a una máquina, esto cambiará?
ResponderEliminarDos reflexiones al respecto:
ResponderEliminar1ª. Suponiendo la hipotética realidad de una "máquina consciente"... estaríamos hablando, entonces, de una "máquina consciente"... no de un "ser humano" como conocemos...
2ª. No me resulta difícil imaginar la posibilidad de que el avance científico consiga "vehículos" ("máquinas") cada vez más inteligentes... o incluso a los que se llegue a poder transferir contenidos procesados por el cerebro humano... pero eso no es exactamente lo mismo que "meter la CONSCIENCIA en una máquina."
¡Gracias, Unknown, por participar!
Dos reflexiones al respecto:
ResponderEliminar1ª. Suponiendo la hipotética realidad de una "máquina consciente"... estaríamos hablando, entonces, de una "máquina consciente"... no de un "ser humano" como conocemos...
2ª. No me resulta difícil imaginar la posibilidad de que el avance científico consiga "vehículos" ("máquinas") cada vez más inteligentes... o incluso a los que se llegue a poder transferir contenidos procesados por el cerebro humano... pero eso no es exactamente lo mismo que "meter la CONSCIENCIA en una máquina."
¡Gracias, Unknown, por participar!