“La
resignación es un suicidio cotidiano”, escribió Honoré de Balzac. ¡Es una triste reflexión! Pero es
así, sobretodo, por no estar al corriente de cómo son las cosas, por no saber
aún que la vida duele hasta crujirte los huesos…. que es una caja de sorpresas
y que el mundo está lleno de trampas…. ¡Y que está bien que así sea!
Por otro lado, escribía Roberto
Cabrera, el insigne artista e intelectual guatemalteco, que “no hay más que la ruta de desaciertos y
caídas para encontrar la verdad. No hay más que el grito de dolor antes de ver
la luz que brilla en tu interior.” Y ya que he comenzado este epílogo de
los artículos sobre la Resiliencia con citas literarias, voy a continuar
recordando unas palabras de Paulo Coelho y que ya son emblemáticas de su
discurso: “El Universo siempre conspira a
favor de los soñadores (…) Cuanto más se aproxima uno a su sueño, más se va
convirtiendo la Leyenda Personal en la verdadera razón de vivir.”
Pues resulta que, en nuestro paso
por el mundo, tarde o temprano encontraremos resistencias e, incluso, en
algunas ocasiones, nos parecerá que todo va rematadamente mal. ¡Es una buena
señal! ¡Ya lo creo! No pretendo provocarles con mi cinismo, sino insinuarles
una tercera alternativa:
La 1ª sería: “La vida es una puta
mierda.”
La 2ª: “¿Seré yo un auténtico gilipollas?
Y la tercera alternativa es que, tal vez,
estemos apretando a fondo el
acelerador. (¿Pero qué dice este hombre?) ¡Pues eso! Podemos estar
acelerando la velocidad en nuestro viaje… en busca de nosotros mismos…. Como ha
dicho el propio Cohello: “hay momentos en
que las tribulaciones se presentan en nuestras vidas y no podemos evitarlas.
Pero están allí por algún motivo. Sólo cuando ya las hemos superado
entenderemos por qué estaban allí.”
Desde luego, es verdad que este
enfoque nos abre hacia una visión transcendente… ¡Pero, bueno! ¡A fin de
cuentas, este es un blog de psicología transpersonal! Así pues, ante los
reveses de la vida, no todo ha de verse como mala suerte y de que hacemos las
cosas mal… sino que también podemos comenzar a intuir señales… ¡Señales de que
estamos haciendo progresos! Los niños suelen tener fiebre cuando están
creciendo. ¡Son los dolores del crecimiento! De igual forma, para avanzar hacia nuevos niveles
existenciales, nos encontramos con barreras exteriores que habremos de superar,
a fin de asumir los cambios que
necesitamos realizar, para acceder a nuestro nuevo nivel de realidad.
Los problemas forman parte de cualquier cambio. Las barreras externas
están ahí. ¡Seamos capaces de darles la bienvenida! ¡Es lo que hay! Cuanto
antes nos encaremos a ellas, antes podrán ser superadas. Ese es el momento en
que la mayoría de la gente suele abandonar. “La
resignación suicida”, que escribía
Balzac. Podemos sentirnos desbordados y quedarnos paralizados… pero un enfoque
abierto, flexible, resiliente… nos podrá aportar la fe y la esperanza
necesarias para poder metamorfosearnos y encontrar en la adversidad de la
crisis, el trampolín hacia unas realidades más gloriosas. “A grandes males, grandes remedios.” Y como escribiera el gran
psicólogo Paul Watzlawick (¡cómo me costó aprenderme ese apellido!): “De todas las ilusiones, la más peligrosa
consiste en pensar que sólo existe una única realidad.”
Cada barrera en el camino nos ofrece una nueva oportunidad, y al liberar
la energía que estaba reteniendo ese obstáculo, nos sentiremos más fuertes y
más capaces de seguir el camino hacia delante. Ser resiliente no consiste en
desear volver atrás para pretender volver
a ser como antes, sino en ir hacia el frente. Representa metamorfosis,
transformación… para crecer hacia una
realidad nueva.
Desde una perspectiva transpersonal, los obstáculos podrían desempeñar la
misma función que las coincidencias: una sincronicidad. Cuando un obstáculo se
cruza o bloquea nuestro camino, podemos decidir, en plan Paulo Coelho, que el
Universo nos está retando para que nos enfrentemos a esa adversidad, y, de esa
manera, avanzar hacia nuestra Leyenda
Personal.
Habríamos de entender que el dolor es la materia prima del mundo… y la
resiliencia representa la alquimia que lo acaba transmutando en luz.
La mejor ilustración del proceso resiliente la encontramos en la creación
de las perlas naturales. Pues resulta que cuando un grano de arena entre en el
interior de una ostra, agrediéndole de esta forma, el molusco comienza a segregar nácar como
reacción protectora… y el resultado acaba siendo una luminosa y preciosa perla.
Magnífic!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarUn dia, i un altre, i un altre i ara llegir aquest article i pensar: què afortunada de poder llegir-lo!
Gracias, Tulsa, por el feed-back que me transmites.
ResponderEliminarMe alegro al saber que mi Blog puede brindarte ánimos.