martes, 2 de abril de 2013

“La Magia del Respeto” (“Devolver la mirada”)



  

La Naturaleza merece respeto. Cada cosa que existe merece respeto. Respeto y escucha. Una escucha poética y sensible. Cuando nuestra sensibilidad se abre hasta volvernos contemplativos, comenzamos a sentirnos conectados con el Todo. Reconectados con todas las cosas. Religados a la Naturaleza, al Universo.


Religarse es el sentido exacto y original de la palabra “religio” (religión), en eso consiste la esencia de lo religioso: religarse. Es decir: transcender la separación para volver a la Unidad, al Paraíso perdido. Esa es la Vuelta al Hogar.

A fin de cuentas, la palabra “Universo” quiere decir “un único verso”. Una única canción. Pero desde la titilante lucecilla de nuestra débil consciencia nos sentimos desacoplados de esa inmensa Copla, de la Gran y Única Canción, en vez de sentirnos integrados, como una nota intrínseca e imprescindible de la Gran Sinfonía.


Sin embargo, la conciencia de los nuevos tiempos nos está convocando a todos a establecer una nueva dinámica de  relaciones.  Nos empuja hacia lo que podría ser una actitud de apertura, de acogida, de humildad… y para todo ello resulta fundamental el desarrollo del respeto.



No puedo negar que me encanta bucear en el origen de las palabras, en su etimología, en la hermenéutica… ¡Es mi forma de respetarlas! Porque, a todo esto, ¿qué quiere decir, exactamente, “respeto”? La voz latina a la que debe su origen no es otra que “respectare”. De entrada podemos ver que se trata de una palabra compuesta por el prefijo RE-  y el verbo “spectare”. Como sabemos, el prefijo RE- añade a la palabra que precede el significado de repetición. Representa volver a realizar, una vez más, aquella acción determinada. Por ejemplo: relanzar = volver a lanzar, renacer = volver a nacer, revivir = volver a vivir, etc., etc.



Vemos, pues, en la palabra “respeto”, que al prefijo RE- se le añade el verbo “spectare” ¿Recuerdan otras palabras de la misma familia, con la misma raíz? Por si acaso, aquí les dejo unas cuantas: espectador, espectáculo, expectante… ¿Se dan cuenta de lo que tienen en común todas ellas, a nivel semántico? Fíjense bien: todas se refieren a mirar, a observar, a poner atención, a estar atento… Pues de eso  trata, precisamente, el verbo “spectare” (espectar): de mirar con atención. Mirar con los ojos bien abiertos, bien despiertos. Entonces, “respectare”, o sea: respeto, viene a querer decir: Volver a mirar, mirar de nuevo atentamente… devolver la mirada.





Puede que de entrada sorprenda, pero la verdad es que si le estamos hablando a nuestra pareja, a nuestros hijos o a otra persona que nos interese y ésta no nos mira en ningún momento, desviando continuamente su mirada de nosotros, acabaríamos por decirle (cuando menos por pensar): “’Un poco de respeto! ¡Haz el favor de mirarme a la cara cuando te estoy hablando!” Pues ya ven, en eso reside el respeto: en mirar a los ojos al otro, en devolver la mirada… y reconocer su presencia.






La Naturaleza merece respeto. Cada cosa que existe merece respeto, decía. Respeto y escucha. Una escucha sensible y poética. Y cuando miramos a las cosas con los ojos abiertos… cuando las miramos a los ojos… entonces podemos entrever como se despliega la Magia del Respeto… y en algún momento descubriremos, fascinados, que todas y cada una de ellas siempre nos están devolviendo amablemente la mirada.


 Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-     
 T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

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