La Naturaleza merece respeto. Cada cosa que existe merece
respeto. Respeto y escucha. Una escucha poética y sensible. Cuando nuestra
sensibilidad se abre hasta volvernos contemplativos, comenzamos a sentirnos
conectados con el Todo. Reconectados con todas las cosas. Religados a la
Naturaleza, al Universo.
Religarse es
el sentido exacto y original de la palabra “religio”
(religión), en eso consiste la esencia de lo religioso: religarse. Es decir: transcender la separación para volver a la
Unidad, al Paraíso perdido. Esa es la Vuelta al Hogar.
A fin de cuentas, la palabra “Universo” quiere decir “un
único verso”. Una única canción. Pero desde la titilante lucecilla de nuestra
débil consciencia nos sentimos desacoplados de esa inmensa Copla, de la Gran y
Única Canción, en vez de sentirnos integrados, como una nota intrínseca e
imprescindible de la Gran Sinfonía.
Sin embargo, la conciencia de los nuevos tiempos nos está
convocando a todos a establecer una nueva dinámica de relaciones. Nos empuja hacia lo que podría ser una actitud
de apertura, de acogida, de humildad… y para todo ello resulta fundamental el
desarrollo del respeto.
No puedo negar que me encanta bucear en el origen de las
palabras, en su etimología, en la hermenéutica… ¡Es mi forma de respetarlas!
Porque, a todo esto, ¿qué quiere decir, exactamente, “respeto”? La voz latina a la que debe su origen no es otra que “respectare”. De entrada podemos ver que
se trata de una palabra compuesta por el prefijo RE- y el verbo “spectare”. Como sabemos, el prefijo RE- añade a la palabra que precede el
significado de repetición. Representa volver a realizar, una vez más, aquella
acción determinada. Por ejemplo: relanzar = volver a lanzar, renacer = volver a
nacer, revivir = volver a vivir, etc., etc.
Vemos, pues, en la palabra “respeto”, que al prefijo RE-
se le añade el verbo “spectare”
¿Recuerdan otras palabras de la misma familia, con la misma raíz? Por si acaso,
aquí les dejo unas cuantas: espectador, espectáculo, expectante… ¿Se dan cuenta
de lo que tienen en común todas ellas, a nivel semántico? Fíjense bien: todas
se refieren a mirar, a observar, a poner atención, a estar atento… Pues de eso trata, precisamente, el verbo “spectare”
(espectar): de mirar con atención. Mirar con los ojos bien abiertos, bien
despiertos. Entonces, “respectare”, o
sea: respeto, viene a querer decir: Volver a mirar, mirar de nuevo atentamente… devolver
la mirada.
Puede que de entrada sorprenda, pero la verdad es que si
le estamos hablando a nuestra pareja, a nuestros hijos o a otra persona que nos
interese y ésta no nos mira en ningún momento, desviando continuamente su
mirada de nosotros, acabaríamos por decirle (cuando menos por pensar): “’Un poco de respeto! ¡Haz el favor de
mirarme a la cara cuando te estoy hablando!” Pues ya ven, en eso reside el
respeto: en mirar a los ojos al otro, en devolver la mirada… y reconocer su
presencia.
La Naturaleza merece respeto. Cada cosa que existe merece
respeto, decía. Respeto y escucha. Una escucha sensible y poética. Y cuando
miramos a las cosas con los ojos abiertos… cuando las miramos a los ojos…
entonces podemos entrever como se despliega la Magia del Respeto… y en algún
momento descubriremos, fascinados, que todas y cada una de ellas siempre nos
están devolviendo amablemente la mirada.
Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
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