¡Dichosa “Cuesta de Enero”!
Ya decía aquel viejo refrán aquello de que “las penas con pan son menos”. ¿Pero, en realidad… creen que es el dinero lo
que proporciona la felicidad? “¡Si no la
da… al menos ayuda!”. Esa es una cuestión que he preguntado en múltiples
ocasiones, a diferentes personas, y la contestación que con más frecuencia he
obtenido ha sido exactamente esa: “si no
la da, al menos ayuda.”
No piensen que desprecio esa respuesta, pues considerar
una buena ayuda el poder contar con la abundancia y la riqueza económica, me
parece bastante lógico y razonable. De forma concreta, recuerdo que más de una
vez he escuchado decir: “¡A mí me toca
ahora el gordo de la lotería y verás que rápido se me van todos los males!”
Y fue, precisamente, el escuchar esta reflexión lo que me hizo desarrollar la
siguiente fantasía, la cual he utilizado después en mi consulta de
psicoterapia, como ejercicio de toma de conciencia. Les invito, desde
aquí, a compartirla:
Imaginen que, efectivamente, ganan hoy, por ejemplo, el
premio del “bote de la primitiva”
(pues la “dichosa cuesta de enero” les habría impulsado a probar suerte y
habrían jugado esta semana). Así pues, les han tocado… pongamos… 5 millones de
euros. ¡¡5 MILLONES DE EUROS!! Tal vez,
para un actual futbolista de élite no sorprenda en exceso esta cifra, pero para
un ciudadano de a pié, para un trabajador estándar representa algo
incalculable. ¡Necesitaría sumar todo el dinero ganado a lo largo de DIEZ VIDAS,
para llegar a aproximarse a esa cantidad. Por lo tanto, encontrarse con toda
esa riqueza, de golpe, representaría un evento absolutamente excepcional.
Miren el boleto… comprueben de nuevo la coincidencia de
los números… y… ¡Sí! ¡Son los ganadores! ¡Propietarios de 5 millones de euros!
Pues bien: en ese preciso momento… ¿qué sentirían?
Muy probablemente, “un
subidón tremendo de energía”. He elegido esta frase porque la mayoría de
las personas a las que he invitado a imaginarlo, se han expresado de una forma
similar: “Un gran subidón”, o
también: “Una inmensa euforia”, “una
alegría inenarrable”, “¡ganas de reír, de llorar, de saltar… de vivir!”
Todos, de alguna manera, coinciden en que ante una situación semejante,
experimentarían la emergencia de un sentimiento expansivo. Se sentirían
radiantes, pletóricos, enérgicos… ¡Super energéticos!
Entonces es cuando yo les pregunto: “¿Y quién o qué es lo que os ha dado toda esa energía?” Ante lo
cual, la respuesta que he obtenido siempre ha sido unánime: “¡Los 5 millones!”
“¿Pero
están seguros?” “¡Hombre; Tú dirás!”
Sigamos, entonces, desarrollando un poco más esta
situación hipotética: Pongamos, pues, que en esa situación descrita se
encuentran verdaderamente expansivos, contentos, alegres, animosos… etc. Tan
intensa resulta ser esa excitación de ánimo que experimentan y que consideran
tan placentera, que deciden guardar el boleto premiado en un banco y “callarse
la boca” de momento. Es decir: no explicarían nada. Absolutamente a nadie. Ni
se gastarán un céntimo del premio durante al menos… una semana. Por el momento,
se dan una semana de plazo para digerir, secretamente lo acontecido.
Pues bien, a partir de ese momento, es fácil suponer que
la animosidad se mantendría a lo largo de la semana. Se despertarían cada
mañana sin esperar al despertador, con una sensación de amanecer radiante y se
levantarían energéticos y activos… Y cumplirían con el “guión del día” sin
perder en ningún momento esa socarrona sonrisa, con la que estarían escondiendo
tal delicioso secreto.
Con semejante estado de ánimo, podrían continuar
suponiendo que pasarían la semana con más energía que nunca. Una semana como
jamás habían estado: sin perder en ningún momento el entusiasmo. Siendo así, al
cabo de los siete días, pueden decidir, entonces, prolongar el periodo de
secreto hasta un mes, para así seguir disfrutando por unos días más esa
magnífica sensación.
Y podemos continuar fantaseando nuevas consecuencias a
partir de lo propuesto, como, por ejemplo, que con el despliegue de buen humor
y positividad que están expresando, y con esa mayor soltura, arrojo y
atrevimiento, podrían ir provocando experiencias estimulantes, conociendo a
nuevas personas, estableciendo nuevas relaciones…. Permitiéndose nuevas
aventuras insospechadas hasta entonces… ¡en fin! Podría decirse que desde el
día de la noticia del boleto ganador se han transformado en personas rebosantes
de energía, alegría y buen humor. “¡La energía que les dan los 5 millones de
euros!
Y bien, transcurrido el mes (¡Un mes o los meses que quieran! ¡Total,
se lo están pasando en grande saboreando su buena fortuna…! ¡Pero ojo: no se
les pasen, tampoco, la fecha límite para reclamar el premio!), se deciden,
pues, por fin, a acudir al banco para que les hagan efectivo el dinero del
premio… y entonces descubren… ¡Que todo ha sido una equivocación! Inventen la
historia que prefieran, pero de lo que se trata, en definitiva, es que no hay
ningún premio que retirar, ni nunca lo ha habido! ¡No les ha tocado nada! ¡Ni
un céntimo!
¡Vaya planchazo! ¡Pero atención, y aquí está lo bueno: Llevan un mes --o tres meses- gozando de una
animosidad y una energía inmensas! ¿Y de dónde
decían que había salido toda esa energía? ¿De dónde procedía toda esa
felicidad? ¿Del dinero, decían? ¿De qué dinero? ¡Si ni hay ni nunca ha habido
ningún dinero!
“¡Pero yo pensaba que sí!” Se suele argumentar. ¡Ah! “¡Pensaban!”
Así que esa fuerza y esa energía impetuosa se la habían transmitido y
despertado un pensamiento. “La fe mueve montañas”, escribió San
Pablo. Entonces, toda esa energía y euforia que han estado expresando durante
todo este tiempo resulta ser algo que les pertenece, absolutamente, a ustedes.
Sencillamente la tenían latente, escondida, replegada… A través de un
pensamiento le “han dado al interruptor” y se han desplegado… Han salido al
exterior.
Esa energía, esa alegría… ese entusiasmo, pues, son una
capacidades que en estos momentos, fuera ya de mi fábula, siguen estando dentro
de ustedes. ¡Ahora mismo! ¡A su disposición! ¡Tan sólo necesitan encontrar el “interruptor”
que les de acceso a ellas!
Sí, tal vez “las penas con pan sean menos”, pero tal vez,
también, como escribiera Louise Hay, y la hiciera mundialmente famosa, tal vez,
digo, “el poder esté dentro de tí”.
Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
¡Muy buena la fábula!
ResponderEliminarEl dinero nos ofrece la ilusión de tenerlo todo cubierto y poder dedicarnos solo a ser felices… Y quizás no hemos pensado que la felicidad se encuentre en la lucha diaria.
Siempre he me preguntado que sí me tocan 5 millones de euros debe de ser una gran alegría o un problemón… si algún día lo descubro ya te lo contaré!!!!
Ferran