lunes, 15 de octubre de 2012

“Con el mundo a cuestas” (1ª. parte) (“Harto de estar harto.”)




En mi época  de adolescente solía canturrear con mucha frecuencia un tema de Serrat que lleva por título “Vagabundear.” La letra de la canción comenzaba así:

"Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntar al mundo por qué y por qué…
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear. 
Entre el cielo y el mar:  va-ga-bun-dear…”
                                                                         

Y es que las letras de Serrat siempre suelen hacer diana en los puntos clave.  Porque… ¿quién  no se ha sentido alguna vez harto? ¡E incluso harto de estar harto…! Y cuando ese es el caso, no es extraño que a uno le “entren” ganas de largarse, de irse lejos, de “darse el piro”, de borrarse… y por unos instantes sentimos como emerge, desde nuestro interior, el espíritu del Vagabundo… Perderse por los caminos… viajar a tierras lejanas… probar suerte en otro sitio… trasladarse a otras latitudes… ¡poner rumbo a las antípodas!





            Hay ocasiones en que la fuerte tentación de la marcha, la fuga o el impulso migratorio no viene motivado por un hartazgo o hastío total o global, sino por la saturación o dolor que nos está produciendo ciertas áreas concretas de nuestra vida actual. Así, pues, para algunos aspectos, la partida puede resultarnos dolorosa, pero, por otra parte, nos puede parecer que es necesaria, que representa la única salida, la única solución… 

            De hecho, son  múltiples las canciones que han hecho eco de este impulso humano, como inmortalizaba, por ejemplo Nino Bravo, allá por los 70, con “Un beso y una flor”; hermoso tema de Herrero y Armenteros,  que proclamaba encontrar, más allá del mar... un lugar “donde el sol cada mañana brille más…”



            Desde luego, todo ello son experiencias que pueden probarse y que duda cabe que en ciertos momentos un cambio de aires puede llegar a sentarnos muy bien… ¡temporalmente!

 Lo que apenas, si no nunca, solemos tener en cuenta es que, vayamos donde vayamos… vamos siempre cargados… acarreando el mundo a cuestas. "Nuestro mundo" viene siempre con nosotros. Va todo incluido en el pack. Podemos decidir cambiar de ciudad, de trabajo, de pareja… de lo que sea… ¡Es igual! No digo que no sea legítimo. ¡Al contrario! Los nuevos paisajes pueden estimular más nuestra atención y de esa manera llegar a ayudarnos a desarrollar nuevas perspectivas…

    Pero lo que habremos de descubrir es que nuestra visión del mundo, nuestra weltanschauung, como dicen los alemanes, la llevamos con nosotros allá donde quiera que vayamos… y a la corta o a la larga, eso será lo que proyectemos en el exterior. Es decir: eso volverá a ser  con lo que nos encontraremos de nuevo en nuestra vida. ¡Otra vez la misma historia: aquí, allá, más allá, en la China o en la Conchinchina…!



Es curioso que  John Paul Getty, uno de los magnates más grandes  de la historia,  escribiera que si todo el dinero del 20 % de los hombres más ricos del mundo se repartiera equitativamente entre  todos los habitantes del planeta, en sólo 5 años volvería a las manos del  mismo 20 % de personas, ya que eran aquellas las que estaban mentalizadas para atraer y mantener el dinero en sus vidas. Algo muy parecido es lo que mantiene la moderna P.N.L., la Programación Neurolingüística, la cual concede una importancia primordial a nuestra programación mental, nuestro Sistema profundo de Creencias, que desde el propio Inconsciente acaba por dirigir nuestros pasos por la vida… ¡Vamos, como escribía más arriba: nuestra weltanschauung, nuestra visión del mundo que va con nosotros a todas partes!




Y es que, después de todo, resulta que parece que es verdad el hecho de que la mayoría de las personas que reciben un súbito premio de la fortuna (herencia inesperada, lotería, etc.), al cabo de unos pocos años, tienden a regresar al mismo nivel financiero que tenían antes del suceso afortunado.



Lo fascinante de todo este asunto es poder considerar que exista una relación isomórfica en el conjunto de  la  Realidad. Un isomorfismo que conecta microcosmos con macrocosmos, conciencia con materia… nuestro mundo interno con nuestro mundo exterior… Todo ello nos llevaría a conceder una importancia tremenda a la psicoterapia… a la autoconciencia… y a la meditación, pues antes de que el  mundo y nuestras vidas puedan cambiar de forma duradera, necesitaremos una profunda revisión de lo que creemos que es nuestra propia realidad. 

           (Continua en el siguiente post.)

                    

Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-     
 T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

2 comentarios:

  1. Que razon tienes maestro¡ y que complicado es no huir de nuestro mundo¡
    pd a ver si desde el movil se puede publicar¡ un abrazo¡

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  2. Hola lauren
    soy sonia, tras muchos intentos a traves del ordenador, he descubierto que a traves de internet del movil puedo¡¡ animo a otros lectores que lo hagan por este medio¡
    un abrazo para ti lauren y saludos para el resto del mundo¡

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