En el primer artículo de esta trilogía cuestionaba la existencia real de las fronteras, lo cual habría de llevarnos a aceptar un Universo absolutamente interconectado y una conciencia no dual, en donde todo y todos representaríamos individualidades separadas únicamente en apariencia… superficialmente… pues, en realidad, formaríamos parte de una única Unidad fundamental: el Kosmos… el Campo…. El Ser… Brahman… Dios… o el Tao…
Continué, en el siguiente post, aludiendo a las probables cualidades holográficas del Universo, lo que nos llevaría a considerar que cada punto del Universo está lleno de información. Más aún: que en cada punto… se encontraría, replegada, la información de todo el Universo (“En una gota de agua está contenido todo el océano”). De ahí, lo de que “la Verdad está en todas partes”. Finalmente, acabé evocando al Vacío Cuántico y a la maravillosa paradoja de que el “vacío” se encuentre absolutamente “lleno”, repleto de virtualidad: es un Campo de Potencialidad Pura… de donde puede salir cualquier cosa…
Con anterioridad, en un post que titulé “El maestro siempre está a tu lado” había hecho referencia a las “sopas de letras”, a las “figuras enmascaradas” de los pasatiempos gráficos y a los espectaculares estereogramas, utilizándolos como metáforas por el hecho de que, en los cuales, si sabemos buscar con atención y enfocar nuestra mirada en la perspectiva y profundidad de campo adecuadas, podíamos descubrir lo que ni siquiera llegábamos a imaginar a primera vista… ¡Auténticos mundos invisibles se nos podían ir materializando ante nuestros atónitos ojos…! Si quieren entretenerse, pueden buscar 5 rostros de perfil entre las flores…
La Psicología de la Gestalt se ocupó, en extenso, de estudiar como el cerebro trata de captar los estímulos que recibe en forma de conjuntos organizados. Ahora bien: estas “interpretaciones organizadas” no tienen por que ser únicas: de un mismo “campo de estímulos” podemos extraer diferentes “versiones organizadas”. Dicho de forma simple: podemos descubrir diferentes “imágenes”. El ejemplo más legendario, sin duda, es la “figura ambígua joven/vieja” del dibujante W. E. Hill, de 1915. ¿Ven la bruja o la damisela? ¿O pueden ver las dos?
En este ejemplo se puede ver una rana, pero si la miran en vertical, girando 180 grados… podrán ver otro animal.
Otras típicas variaciones son las que nos ofrece el contraste de figura- fondo, como el famoso “Jarrón de Rubin”: ¿ven una copa o ven dos caras?
En esta otra, podremos elegir entre ver un saxofonista narigudo... o recrearnos en un rostro femenino.
Los ejemplo pueden ser infinitos…Sirva todo ello como simplísimas metáforas, como el pálido reflejo de la sombra… de una sombra… en el agua… para imaginar… para presentir la inefable fecundidad y magnificencia del Universo… del Kosmos… del Vacío Cuántico… del Tao…
Este Campo de Potencialidad Pura ya había sido intuido, en cierta forma, por la arcaica mitología griega. Desde tiempos antiguos, en ciertos momentos, el hombre ha barruntado profundos enigmas... ha llegado a intuir Arquetipos Transpersonales, los cuales trataron de plasmar y representar de acuerdo con las posibilidades del discurso histórico del momento.
Ese fue el caso del símbolo con el que se representó el signo zodiacal de Capricornio. Es decir: la cornucopia o el Cuerno de la Abundancia.
Ese fue el caso del símbolo con el que se representó el signo zodiacal de Capricornio. Es decir: la cornucopia o el Cuerno de la Abundancia.
La leyenda mitológica hace referencia a la cabra Amaltea, la que amamantara a Zeus, cuando infante, escondido en las cuevas de Creta para que su padre Cronos no se lo zampara (¿Recuerdan el terrible cuadro de Goya: Saturno devorando a sus hijos? ¡Así de tremendo podemos percibir al Tiempo!). Después, en agradecimiento, Zeus inmortalizaría a su cabra nodriza y la pondría para siempre en las estrellas, convirtiendo un cuerno suyo en el Fabuloso Cuerno de la Abundancia (Capri-cornio = el cuerno de la cabra).
Con todo lo expuesto, se puede ir hilvanando la intrigante sugerencia de que al final resultará que el Universo vendrá a ser como la sorprendente chistera de un mago… pero que, a la vez, necesita del propio ilusionista, para que vaya metiendo su mano dentro y comience a sacar conejos, palomas… serpentinas o interminables pañuelos de múltiples colores…
Dije también, en el segundo post de esta trilogía, que “Dios era inmisericorde”… y apostillé: “no ejerce piedad, altruismo o compasión.” Todo ello a resultas de que el “Tao lo rige todo de acuerdo a la Ley Natural”. ¡Bien! ¡Pero esto no quiere decir que la piedad, en realidad, no exista! ¡No quiere decir que el Amor no exista! ¡Todo lo contrario! ¡El Amor está ahí! ¡Esperando a que tú lo encuentres… a que tú lo descubras! ¡A que lo expreses!
Resulta que es a través del ser humano, de la conciencia despierta en el organismo humano como el Amor puede expresarse. El Kosmos, El Tao, Dios… está esperando a que despiertes… y expandas tu sensibilidad para que la Existencia conozca lo que es el Amor… a través de ti.
El Kosmos, el Tao… Dios no puede expresar el Amor si no es a través de ti. Aunque el Amor sea divino, Dios es incapaz de expresarlo… si no es a través del hombre, si no es a través de la conciencia despierta y manifiesta en el Universo. Por eso, puede encontrarse citas religiosas que digan cosas como que “Dios te necesita”.
“El Amor está ahí fuera”… pero necesita un vehículo que lo haga manifiesto, al igual que se necesitó la “invención” o el descubrimiento de la bombilla incandescente para hacer que se manifestara la luz que origina la electricidad…
El Amor está ahí…, digo, pero es tu conciencia activada, tu conciencia expandida la que lo descubre… y entonces… a través de ti se hace visible, se hace manifiesto… ¡Es a través de ti que puede acontecer el Amor en el mundo… en la Existencia!
Parece, entonces, que todo sea como un gran Chiste Cósmico, una perífrasis, un rodeo que el mismísimo Tao, que el mismísimo Dios, se ve obligado a realizar para seguir el rigor de la ley Natural… ¡Es la Danza de Shiva...!
…Mientras tanto… ¡la Verdad sigue estando ahí: fuera y dentro! ¡Pero lo más importante es que está ahí… para ti! ¡Te está esperando!
¿Y tú… a qué esperas?
Muy bonita e interesante esta trilogía en la que explicas la unidad de todas las cosas. Como dicen algunos sabios, todo es consciencia, nosotros mismos somos esa misma conciencia. Lo que pasa es que tenemos un problema de enfoque, cuando miramos solo vemos este cuerpo-mente en el que funcionamos y pensamos que somos eso. Si a través de la autoindagación, de la meditación o de la profunda atención, aflojamos esa identificación y miramos más allá, quizás, ocurrirá la manifestación de esa unidad de la que tan bien has hablado. Y entonces, se hace realidad aquello que tanto repetía Krishnamurti, el observador y lo observado son una misma cosa.
ResponderEliminarSaludos