“Me
siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.”
Eso cantaban El último de la Fila en un precioso tema que titularon “Insurrección”.
Las heridas de la incertidumbre hace
que se tambalee toda la estructura que
hemos venido construyendo y a la que nos hemos ido agarrando desde niños.
Nuestra “seguridad” no es más que una carcasa, un huevo protector para que
pueda brotar, en su momento, nuestro potencial. Y esto ocurre cuando comenzamos
a plantar cara y a decir No.
Pero dominar el arte de vivir es
complicado y lleva su tiempo. Y es que la Vida –no me cansaré de decirlo- es
paradójica. Y es dinámica. Uno puede zambullirse en los tratados de Psicología y acabar aún
más desconcertado, pues puede ir
encontrando contradicciones por doquier… No resultará difícil hallar textos
acreditados que enfatizan la importancia que tiene, para lograr la correcta
evolución psicológica, la buena asimilación de los modelos educativos y la acomodación
a las normas. En definitiva: parece que sea del todo necesario aprender el sí de la obediencia.
Sin embargo, por otro lado,
descubrirán todo otro sector que no escatima esfuerzos en declarar, sin
descanso, los beneficios de saberse rebelar y plantar cara. “¡Aprenda a decir No!”, ¡Diga No sin
sentirse culpable!”, ¡No diga Sí cuando quiera decir No!” y todo un arsenal
de títulos similares corroboran la importancia que se le concede al desarrollo
de la autoafirmación y la asertividad personal.
Pero la cosa no queda aquí: si
seguimos sumergiéndonos en estudios de una psicología más profunda, en los
dominios de la Psicología Transpersonal, la cual va tendiendo sus brazos desde
la conciencia existencial hacia los confines de la espiritualidad, parecería,
entonces, que habríamos de renunciar al No y volver al Sí, a fin de saber
aceptar, pues sería a través de la aceptación como se lograría, por fin, el
auténtico equilibrio y la armonía. Entonces… ¿en qué quedamos? ¡Ahora sí… ahora
no… ahora otra vez que sí…! ¡Como les decía! ¡Todo parece tan ontradictorio…!
¡Pero no lo es! ¡No es
contradictorio! ¡Es paradójico! ¡Porque la vida es paradójica! ¡Y dinámica!
¡Todo a su tiempo! ¡Que no es lo mismo ceder que conceder! Veamos si logro
hacerme entender…
Volveré a echar mano de aquella cita
bíblica del Eclesiastés: “Hay un momento para todo y un tiempo para cada
acción bajo el cielo: un tiempo para nacer y un tiempo para morir… (…) un
tiempo para llorar y un tiempo para reír… (etc.)” A la cual habríamos de añadir:
“… y un tiempo para obedecer y un tiempo para encarar… y otro tiempo para
perdonar.” O lo que sería lo mismo: “Un tiempo para el “sí” y un tiempo para el
“no”, antes de que llegue el tiempo para el SÍ definitivo.
Todo esto nos lleva a entender que
en la vida, en nuestro viaje existencial, al ir evolucionando vamos atravesando
diferentes etapas, a cada una de las cuales les corresponde un determinado
estadio o nivel de conciencia.
Así pues, en cuanto al tema que
estoy tratando, habremos de identificar 3 etapas, bien diferenciadas y de
evolución progresiva. A saber, a grandes rasgos: La primera sería una etapa en
la cual lo que ha de aparecer y prodigarse es el “sí”. Un “sí” obediente y
receptivo, necesario para la imprescindible asimilación. Sin embargo, lo
característico de la segunda habrá de ser la irrupción del “No”. Esta segunda
etapa se puede prolongar indefinidamente hasta lograr acceder a una tercera y
definitiva etapa, representada por el “SÍ”, pero esta vez en mayúsculas.
La 1ª., pues, sería la etapa de la
Obediencia.
La 2ª., la de la Rebeldía y la
Insurrección.
Y a la 3ª., podríamos llamarla la de
la Libertad. La de la auténtica Libertad, tan sólo experimentada por los
contumaces buscadores que recorren el camino hasta el final.
Es por eso que antes de poder llegar
a ser libres, verdaderamente libres, habremos de aprender a desobedecer.
¡Tenemos que desaprender la obediencia! ¡Hemos de ser rebeldes!
Sería por ello que la canción de
Manolo García y Quimi Portet concluía: “…Me siento hoy como un halcón…
llamado a las filas de la Insurrección.”
(Continuará
en el siguiente post.)
Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-
T. 93 751 63 54 e-mail: laurensangall@gmail.com
Hola Lauren. La segunda etapa me he recordado esa cita que dice que lo más difícil de esta vida es decir no, puesto que el sí está al alcance de cualquier imbécil. Esperaremos el siguiente post.
ResponderEliminarSaludos.
Ferran