lunes, 17 de diciembre de 2012

“El Mito de la Felicidad.”




            ¡Olvídense de la Felicidad… les hará infelices.!

            Pero no por eso, ni por asomo, lleguen a pensar que voy a endilgarles un sermón pesimista y depresivo (¡lo que faltaba!). ¡Todo lo contrario! Voy a hablarles de la alegría, de la dicha, del gozo, del éxtasis…

          La alegría, o el gozo, es la emoción natural: una sensación maravillosa que surge por sí sola, precisamente porque no se pretende, porque no nos estamos agarrando a ella. Emerge espontáneamente sin que estemos, en esos momentos,  pensando en intentar lograr la Felicidad.

            La dicha, la alegría no busca nada: es una condición espontánea.



            Pongamos por caso… voy paseando por el embarcadero del puerto deportivo… y los reflejos dorados del sol de poniente reverberan en las calmas aguas de la dársena… llega a mis oídos el crujir desde  el balanceo de algunas embarcaciones… Ahora… irrumpe el chapoteo de un pez intrépido que ha saltado a la superficie… suenan, lejanas, las campanas de la iglesia del pueblo mientras una gaviota planea en lo alto, recortando, armoniosa,  su blanca estampa sobre el azul del cielo… que poco a poco se va transformando en naranja... malva... púrpura... Lentamente… la tarde se va adormeciendo y uno se sienta frente al mar, junto a un precioso velero… Hay un estado de dicha… un momento extásico… 



          Pero(y fíjense bien en esto) … si quisiera apoderarme del velero… (¡cómo me encantan los barcos!)… Si pretendiese, aunque sólo fuera en la fantasía, pretender ser el dueño oficial de ese yate… en ese preciso momento mataría esa alegría… arruinaría ese instante de dicha.

            Es nuestro intento de poseer, es nuestra avaricia de retener lo que hace destruir el encanto natural de la vida. Y es que resulta que la Alegría es una condición natural. ¡Ni más ni menos!  ¡La Alegría es el modo en que las cosas son!

            Recuerdo, ahora, un precioso poema de William Blake:

“Aquel que ata su vida a un gozo, acaba por destruir su vida,   
 Pero aquel que besa la alegría mientras vuela,
 Vive en un eterno amanecer.”      


Lo que estoy diciendo es que la Felicidad que se busca… indefectiblemente no llega. En cambio, la Alegría de Vivir está siempre aquí, contigo (teniendo un yate... o sin tenerlo),  pues es algo connatural de la Existencia. Sólo tenemos que desempolvar las gafas y graduar bien nuestro enfoque. Se trata de ir sacando la abigarrada telaraña que ha ido acumulando nuestra mente, para poder percibir de forma limpia y directa lo que hay. Lo que es.

No digo que renuncien a la acción. ¡Hagan lo que tengan que hacer!  Lo que la situación concreta reclame: levantarse temprano, ir al trabajo… buscar trabajo… buscar ayuda… ¡Lo que sea! Pero recuerden que lo más importante no es lo que se hace… sino cómo se hace.




En general, hacer lo que corresponde ante una situación es responder de forma inteligente, ética y entregada, donde cabeza y corazón se unifican para encararnos a la Vida, no con angustia ni resentimiento, sino con Valor y Asombro.

Podemos detectar, con facilidad, a quien esté siguiendo un estilo así de vida, en el cual se integran corazón y mente, por el típico detalle de que alguien así tenderá a afirmar que “se encuentra mejor que nunca”. Que no cambia el presente por ningún otro periodo de su vida. Esta es una clara señal de una mente centrada, que no se adelanta impaciente al corazón, ni remolonea, enquistándose atrás, atrapada nostálgicamente en el pasado.




Por el contrario, una mente disociada o dividida, como suele ser el estado habitual de nuestra mente, tenderá siempre a futurizar, posponiendo el “sentirse feliz a un indefinido “día del mañana”, después de que se hubieren logrado, por fin, ciertos éxitos, ciertas condiciones… permanentemente anheladas. Cuando no fuese factible mantener ese tipo de ilusiones, por motivos de pura desesperanza, en tal caso recurriría a los malabares artificios de la memoria para declarar que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

¡Y es que la Felicidad es un mito! Huye de la inmediatez, donde se experimenta existencialmente la vida. La Felicidad es un concepto, una perspectiva más o menos distante. Es un Ideal: un pensamiento, una idea más que un sentimiento.

¡La Vida es ahora y déjate de razones! ¡Déjate de excusas! “¿Si no ahora… cuándo?” dicen los místicos sufíes. Por favor: lean despacio este delicioso poema de Wu-Men:

“Diez mil flores en primavera,
la luna en otoño,
una brisa fresca en verano,
nieve en invierno…
Si tu mente no está nublada de cosas innecesarias,
esta es la mejor temporada de tu vida.”                             


Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-     
 T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

2 comentarios:

  1. William Blake - Wu-Men
    Un conegut no llegit i l'altre desconegut.
    Feina, paraules per descobrir.

    Aquest blog, únic reducte, espai, per no caminar tant sola.

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