lunes, 26 de noviembre de 2012

“Hace falta valor” (2ª. Parte.)


      


            Que “la Vida duele” es algo que he declarado repetidamente. Es por ello que deberíamos asumir el dolor y el miedo cuanto antes podamos, como algo consustancial con la Vida misma. Sólo cuando consigamos aceptarlos e integrarlos en nuestra vida,  podremos sentirnos verdaderamente cómodos con ella. Sólo entonces podremos movernos como peces en el agua.

            Se explica la anécdota de que en una ocasión, el mismísimo Napoleón Bonaparte, encontrándose al frente de su ejército en el campo de batalla, al observar las dificultades por las que estaban atravesando sus tropas, temblaba de forma ostensible.

            Tan evidentes eran sus temblores, que el artillero que se encontraba a su lado, un aguerrido y temerario soldado, se atrevió a reprenderle: “Mi general, parece mentira que su excelencia esté temblando. ¿Acaso no me ve a mí, como no paro de lanzar cañonazos sin el asomo del más mínimo temblor?”

            Y cuentan que entonces Napoleón le contestó: “¡Si tú sintieras tan sólo la cuarta parte del miedo que estoy sintiendo yo… ya hace tiempo que habrías abandonado el cañón y habrías salido corriendo, cagando leches!”


            Es una buena anécdota. Pues la diferencia entre una persona valiente y una persona cobarde no radica en que la valiente no sienta miedo y la cobarde sí. Pues la verdad es que ambas lo sienten. La auténtica diferencia es que la persona valiente planta cara y sigue adelante a pesar de su miedo, mientras que la cobarde se paraliza y abandona. Como explicaba Osho: “Si encontraras una persona que no sintiese miedo, ¿cómo ibas a considerarla valiente? Sería una máquina, no un hombre. Sólo las máquinas están exentas de miedo. (…) Ser valiente es actuar a pesar del miedo. El miedo está ahí, el temblor está ahí, pero no te detiene; no te bloquea. Lo utilizas como un trampolín y a pesar del miedo y el temblor, entras en lo desconocido.”



            “¡Hace falta valor!” La célebre canción de Santiago Auserón y los Radio Futura, “Escuela de Calor”, lo repetía una y otra vez. Al igual que, una y otra vez, insistía Osho que es necesario ser valiente, “tan valiente como para ser capaz de enfrentarse a la muerte.” Y sin duda tiene razón, pues tal encuentro habrá de producirse ineluctablemente y llegará algún día, a todos y cada uno de nosotros. Por algo, don Juán Matus, el legendario chamán indio, le decía a Carlos Castaneda: “Es preciso tener unos cojones de acero.”




            “Asombro” y “cojones de acero” eran la receta para la auténtica disciplina, según el gran nagual mexicano. Por el contrario, nuestra sociedad moderna, abogando continuamente por el confort y la comodidad extrema, nos sobreprotege insanamente y nos hace cada vez más inmaduros, más infantiles… La ventaja del progreso tecnológico es que nos regala tiempo. ¡Tiempo libre!  Pero si nos dejamos sobornar por la comodidad y la indulgencia hasta el punto de que desechamos  todo esfuerzo, todo aguante, toda espera… entonces no le estaremos dando ninguna  oportunidad a nuestro valor para que se desarrolle. El tiempo libre es una gran oportunidad para desarrollar nuestro valor, pues nos permite mirar hacia dentro…

            ¿Cómo hacia adentro… si la televisión está afuera…? ¿si el “móvil” está afuera…? ¿si “la Play” está afuera…? ¿si el Shopping Center está afuera…? ¿Adentro? ¿Qué hay adentro…?


            Crees que no hay nada adentro… y eso te aburre… (¿o te asusta?). ¡Date una oportunidad! ¡Puede que haya algo y te lo estés perdiendo! ¡Podrías echarle un vistazo! ¡A ver quién hay ahí adentro! ¿No sientes un poco de curiosidad por investigar, por descubrir el propio ser de uno…?

            “¡Vas por ahí sin prestar atención y cae sobre ti una maldición!” ¡Que buenos eran los Radio Futura.



Escrito por:Lauren Sangall Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Premia de Mar -Barcelona-     
 T. 93 751 63 54      e-mail: laurensangall@gmail.com 

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