Más o menos, todo el mundo hemos pasado, alguna que otra vez, por la experiencia de sentirnos algo angustiados, a la espera de que llegue un momento determinado, ya previsto y al cual se le tiene cierto miedo: ya sea porque “nos la vamos a jugar”, porque sea algo nuevo y nos sintamos inseguros en como saldremos del paso, porque consideremos un riesgo que no podemos controlar… Multitud de ejemplos pueden valernos: un examen importante, una entrevista de trabajo, una intervención o exploración médica, un exposición en público, un viaje o trayecto desconocido, etc., etc.
Podemos mantenernos impacientes o preocupados, esperando a que llegue ese momento. Nos puede costar dormirnos la noche anterior, dándole vueltas en la cabeza pensando y anticipándonos en suponer cómo viviremos esa situación que está por llegarnos. Toda esa inquietud y zozobra, que en mayor o menor grado experimentamos, forma parte de un fenómeno psicológico de lo más común: es la Ansiedad Anticipatoria. Este mecanismo mental pretende prepararnos para afrontar el reto que se nos viene encima, pero en muchas ocasionas llega a descompensarse: se desborda y se convierte en un síntoma patológico, cronificante, que puede llegar arruinarnos la vida.
La Ansiedad Anticipatoria tiene que ver con imaginar el futuro: Imaginar un momento del futuro, más o menos inmediato o a corto plazo, pero en el que uno va a tener que vérselas con situaciones en las que cree que va a sentirse muy mal.
Con la Ansiedad Anticipatoria, lo que estamos haciendo es proyectarnos hacia el futuro, viéndonos víctimas de situaciones amenazadoras, donde el temor fundamental parece radicar en la creencia de que vamos a experimentar mucho sufrimiento.
En definitiva, la Ansiedad Anticipatoria consiste en pensar que vamos a sufrir mucho y que pasaremos mucho miedo. Entonces, sentimos miedo por el miedo que creemos que vamos a pasar; De ahí que la expresión: “Miedo al miedo” se haya hecho tan popular, hasta el punto de usarse como título para un libro de poesía (de Hernán Narbona), e incluso para el de una canción de hip-hop. La letra del rap que interpretan el grupo Desplante, con Diana Feria, comienza diciendo: “Esto ocurre muchas veces, cuando el temor a temer es más grande que todo aquello en lo que crees… Puedes destruirte así… oh yeah…”
Las personas con fuerte Ansiedad Anticipatoria suelen tener una imaginería mental muy viva y excitable. El fantaseo tiende a ser muy activo y desbordante: el tráfico mental circula “a toda pastilla” y las imágenes internas se atropellan sin descanso, con lo cual es comprensible que acabe “montándose toda una película dentro de la cabeza”. Las representaciones visuales de la fantasía pueden llegar a ser tan intensas y precisas, que la persona comienza a experimentar las sensaciones de ansiedad como si estuviera ante la situación temida. De hecho, se ha podido comprobar que bajo los efectos de las imágenes mentales de un suceso, en que uno mismo se visualice participando, resulta que a nivel fisiológico se están creando patrones neurales en el cerebro (trazados de caminos entre las células), como si se estuviera realizando la acción físicamente.
De forma patológica, la Ansiedad Anticipatoria suele ser lo más característico en quienes padecen Crisis de Ansiedad o Ataques de Pánico. Muchas de estas personas, más que repetidos episodios de Crisis de Ansiedad, lo que acaban sufriendo de forma, generalmente crónica, es de Ansiedad Anticipatoria, ya que desarrollan un preocupación ansiosa a que la crisis se repita de nuevo.
Continuamente inmersas en sus mecanismos defensivos, efectivamente, pueden conseguir, de alguna manera, que las crisis no lleguen a repetirse, al menos de forma completa. Pero todo ello a cambio de evitar sistemáticamente las “situaciones de riesgo”, es decir: renunciando a “acercarse” a todas aquellas situaciones que han asociado con la posibilidad de que le puedan provocar una crisis.
Estos mecanismos de evitación representan una auténtica huída del problema y, a la larga, lo van haciendo más grande, mientras el cuadro se va complicando, cayendo progresivamente en los dominios de la “Profecía Autocumplida”, de las “Generalizaciones Fóbicas” y de la "Ley del Efecto Contrario".
(Más sobre el tema: ver artículo: "La Ley del Efecto Contrario", de la etiqueta: Conceptos Clave)
Gràcies per aparèixer. Aquí i allà.
ResponderEliminarCierto, pero hablar en terminos de "crónico" me parece inapropiado. La terapia cognitivo conductual esta para algo. Saludos
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